Introducción
Más de alguna vez, los seres humanos realizamos un ejercicio instintivo o a veces razonado sobre la validez de nuestras ideas u opiniones. Generalmente cuando sucede, reflexionamos sobre el parámetro de nuestro pensamiento y conducta. Sobretodo cuando no entendemos las circunstancias y acontecimientos que nos producen actitudes de miedo, molestia, rechazo, empatía, apego hacia una persona, idea o algo que es parte de nuestro entorno.
En lo particular, considero que lo anterior es un pequeño ejercicio que nos conduce a un mecanismo de apropiación de las habilidades cognitivas y mentales que debemos desarrollar en el pensamiento critico, tal y como lo expone Facione (2007) “los elementos esenciales del pensamiento critico son: el análisis, la interpretación, evaluación, inferencia, explicación y la autorregulación”. Sin embargo, existen dos factores inherentes a este proceso, que están relacionados, y cuando no logramos identificarlos o en el peor de los casos no nos damos cuenta de que los tenemos, pueden estropear la evolución de nuestro desarrollo cognitivo. Dichos elementos son: Los paradigmas y prejuicios.
La relación peligrosa.
¿Cómo están conectados estos elementos? y ¿Cómo nos limitan?
Para responder la primera interrogante, se entenderá como paradigma el conjunto de experiencias, creencias y valores que inciden en la manera de percibir una realidad. Esta representación mental con la que vemos al mundo, determina nuestra actitud con la cual respondemos a los estímulos ambientales, es decir, en ese momento pueden cobrar vida los prejuicios, concepto relacionado a la composición de dos palabras “pre” y “juicio”, lo que se refiere a una opinión, percepción o juicio previo, que se forma sin el conocimiento necesario acerca de alguien, idea, situación u objeto y que generalmente es desfavorable.
En segundo lugar, esta cantidad de prejuicios, pueden generar en las personas limitaciones que se manifiestan en un serie de actitudes tanto negativas como positivas frente a cambios o diferencias sociales, sexuales, religiosas, políticas, entre otras.
Al respecto, no pude dejar de sorprenderme la manera tan sutil en la que nos apropiamos de prejuicios sin darnos cuenta que estamos frente a uno, de hecho con esta tarea de la sesión ocho del módulo propedéutico, me pareció evidente que no hay ninguna área de la vida del ser humano en donde no se despliegue algún elemento prejuicioso. Y en el caso de la labor periodística, la cual en teoría debe promover una exposición de hechos, datos o información de manera integrada, objetiva e imparcial, no es la excepción. Por ejemplo, al realizar una búsqueda por Internet en las publicaciones periodísticas sobre temas de la realidad educativa mexicana, me encontré con dos elementos que me parecieron interesantes: una es que algunas publicaciones manifiestan sus opiniones acerca del tema sin presentar información confiable que respalde sus planteamientos. Otro aspecto es que cuando efectivamente presentan argumentos, son datos tendenciosos que se enfocan en resaltar o atacar a un personaje público, una política, y al sistema gubernamental de este país.
Los aspectos anteriores, son parte también de la realidad salvadoreña; aunque en mi país, existe una menor cantidad de medios de publicación, es más evidente y descarada esa situación. Como muestra, llegó a mi correo recientemente un comunicado en donde la Universidad de El Salvador denuncia que uno de los principales medios escritos de mi país, El Diario de Hoy, esta impulsando una campaña de difamación, realizada en sus líneas editoriales y noticias según lo siguiente:
Con fechas 28 y 29 de Julio de 2008, El Diario de Hoy calumnia, denigra, ofende y desprestigia a nuestra comunidad universitaria, calificándola de mediocre, perversa y estúpida. Acusa a nuestra Alma Máter de ser refugio de asesinos, de entrenar comandos y aliarse con terroristas, de planificar barbaridades y fraguar agresiones a personas y sectores; y con un cinismo inaudito, propio de ese periódico, y la letanía es interminable…
Esta situación es preocupante para el ejercicio de una ciudadanía crítica, ya que los medios de comunicación desarrollan un papel importante en la transmisión de información y en la generación de opinión. Cuando se distorsiona su papel como agentes socializadores, su función se restringe a desplegar y multiplicar prejuicios en determinada sociedad. En caso contrario, cuando los medios de comunicación hacen uso pleno, racional y sano de su rol en la sociedad, despiertan ese elemento fundamental para trascender en la existencia humana: El pensamiento crítico.
Conclusión.
No cabe duda, que con esta actividad pude visualizar la responsabilidad que como individuos tenemos dentro de este colectivo universal, pues somos quienes tenemos el poder de construir y transformar sociedades. Asimismo, de la importancia de crear conciencia, sobre el impacto que tienen los medios de comunicación como agentes socializadores en el fomento de prejuicios sociales, culturales, sexuales, religiosos, políticos, entre otros. De igual manera, una lección importante, es que debemos aprender a identificar nuestros propios prejuicios y la manera en que los manifestamos, para luego construir nuevos paradigmas que coadyuven el desarrollo de un sistema de pensamiento crítico, una dinámica que se desplace del medio académico al profesional.
Referencias
Acosta, F. (2008). ¿Sabes realmente qué es un paradigma? Recuperado el 22 de septiembre de 2008 de
http://www.monografias.com/trabajos16/paradigma/paradigmas.html
Facione, P. (2007). Pensamiento Crítico. ¿Qué es y por qué es importante? Recuperado el 21 de septiembre 2008 de
http://www.eduteka.org/pdfdir/PensamientoCriticoFacione.pdf
Pascual, F (2008). Hechos e Interpretaciones. Análisis Digital. Recuperado el 22 de septiembre de 2008, de http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=33425&idNodo=-5
Universidad de El Salvador (2008). Comunicado de la Asamblea General Universitaria. Recuperado el 23 de septiembre de 2008 de
http://www.ues.edu.sv/descargas/comunidado%20realidad%20nac.doc
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